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Homeopatía infantil y del adulto

 

La homeopatía permite tratar con sustancias utilizadas en dosis infinitesimales que generaran una reacción curativa por parte del propio organismo. Carente de toxicidad y con efectos secundarios mínimos permite recuperar el equilibrio natural del organismo.
Los productos homeopáticos son medicamentos y solo pueden ser dispensados en farmacias.

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Debemos entender la homeopatía como una herramienta terapéutica. La actitud médica es única y supone un diagnóstico de la dolencia que padece el paciente. A partir de este diagnóstico debemos decidir el tratamiento más apropiado (ya sea homeopático, alopático, psicológico, quirúrgico….).
La homeopatía, como todas las terapéuticas tiene sus limitaciones, y debe ser utilizada de acuerdo con unos criterios muy bien delimitados.
En mi experiencia médica la homeopatía se me ha demostrado como una técnica terapéutica muy eficaz en un amplio grupo de patologías tanto en el tratamiento pediátrico como en el de adultos.
En muchas ocasiones un tratamiento mixto que comparte homeopatía y alopatía es necesario y permite unas dosificaciones más ajustadas (ejemplo de cefaleas, migrañas, TDAH, funcionalidad hormonal femenina ...).

 

El objetivo es la salud del paciente (estado de equilibrio exento de enfermedad, la enfermedad es una reacción de defensa del organismo). La homeopatía permite reforzar este equilibrio interno, tanto en la esfera física como psíquica.
Actualmente nos encontramos ante un aumento de las alteraciones de orden psicoemocional (neurosis, ansiedad, depresión…) especialmente en el sector infantil.

Considero muy importante tener un criterio de tratamiento que permita ayudar al “crecimiento” y la maduración en el conjunto de la unidad: sistema inmunitario (mejor capacidad de respuesta defensiva), sistema neurovegetativo de adaptación a la “presión”, sistemas y órganos de intercambio, equilibrio neuroemocional...
En mi opinión esto es especialmente importante en el terreno pediátrico. Si desde el principio permitimos que nuestros niños aprendan a afrontar los problemas propios de su momento (infecciones de infancia, adaptaciones a los estímulos, ritmos, cambios…) y les ayudamos en este proceso, les facilitaremos la maduración de un sistema global más fuerte y mejor preparado para afrontar las demandas de su realidad.